Desventajas:
- Creces en medio de una lluvia de collejas permanentes
- Hasta que se van de casa, tu libertad de movimiento por la casa se ve limitada a los espacios que ellos te permitan utilizar. Básicamente, pasillo y terraza
- Tu ropa heredada sólo estaría de moda si lograras viajar catorce años en el tiempo
Ventajas:
- Adquieres cultura musical de 14 años atrás
- Adquieres cultura televisiva de 14 años atrás
- Adquieres frases típicas de 14 años atrás… Lo cual viene dabuti y mola cantibugui
Chorradas a un lado, el punto dos de las ventajas es el que nos interesa, y hoy concretamente hablaremos de esos –hasta hoy- grandes olvidados en este blog: los dibujos animados.
Los más importantes dibujos animados con los que crecimos tenían como característica esencial un argumento, una historia que avanzaba con cada capítulo permitiendo resumir la historia en introducción, nudo y desenlace. Ejemplos:
a) Marco es un niño italiano cuya madre se va a Argentina. Un
día alguien le pregunta: ‘¿A quién quieres más, a papá o mamá?’. Tras pensarlo,
Marco agarra a un mono, deja a su padre pirado y se recorre medio mundo. Después
de múltiples aventuras, encuentra a su madre –que estaba chunga-, la abraza y es
feliz. El padre podría llevar muerto desde el capítulo 3, pero a nadie le
importa.
b) En un hipotético futuro, Mofli es el último koala. Todo el
mundo quiere hacerse con él para lucrarse menos una niña que lo defiende
arriesgando su vida. Al final, la niña es traicionada y la sociedad capitalista
empuja a Mofli hacia la muerte –literalmente: se cae por un barranco-. Como los
niños que vieron este capítulo entraron en crisis nerviosa, la productora cambió
el final al más puro estilo Prison Break: ‘No… no se cayó el koala… se cayó una
piedra porque el malo no era tan malo y al final dio el cambiazo’.
c) Hace un porrón de años, Dios creó siete bolas mágicas, las Bolas de
Dragón, que reunidas otorgaban cualquier deseo. Una joven teleco en
ciernes llamada Bulma y un extraterrestre amnésico con rabo de mono conocido
como Goku se lanzan a la aventura de encontrarlas. Durante más de medio siglo
piden un huevo de deseos, salvan al universo infinidad de veces y hacen un
montón de amigos, hasta que finalmente Goku ve Marco y, antes de que le dejen
tirado a él, abandona a su familia para entrenar a la reencarnación de su mayor
enemigo (otro extraterrestre, obeso y de color rosa).
En definitiva, cuando nos levantábamos por la mañana disfrutábamos de dibujos animados subversivos (“¡Emancípate, lucha contra el capital y entrena para ganarte el respeto de los Guerreros del Espacio!”, parecían decirte) que tenían un carácter serial: para entender cada nuevo episodio tenías que recordar el anterior, y eso requería un esfuerzo mental imperceptible, pero necesario.
Hoy en día, en cambio, tenemos esto: dibujos con episodios autoconclusivos que aíslan al niño no solo del mundo, sino también del tiempo.
Bratz: estudia el aspecto metafísico del maquillaje y la moda a
través de las vivencias de cuatro niñas cuya proporción cabeza-cuerpo desafía
las leyes de la gravedad. Despiertan cada día en un bucle infinito
“chicos-móvil-armario-móvil-espejo-fiesta-móvil” en el que lo ocurrido el día
previo no importa: la factura de la Visa no tiene memoria ¡y en clase con ser
guay basta para aprobar!
Pokèmon: en un mundo alternativo, el Estado se desentiende de la educación pública y cientos de niños campean por el mundo ‘entrenando’ a los Pokèmon, engendros tecno-biológicos con capacidad para electrocutar, envenenar o carbonizar que son obligados a pelear entre sí para mayor gloria del canijo de turno. Ríete tú de los toros.
Tres amigos y Jerry: Jerry es un niño de diez años. Lamentablemente, también es
un niño de largos dientes incisivos, y esto le hace merecedor del desprecio de
tres amigos potencialmente atracadores, asesinos a sueldo o incluso economistas.
Vale que en nuestra época también había dibus en plan capítulo y punto: ahí estaban James Bond Junior, Mi pequeño pony –sí, ¿qué pasa?-, las tortugas ninja o La Aldea del Arce.
¡Pero es que lo que no hay ahora son líneas argumentales! Y la pregunta que planteo es: si nosotros, generación habituada a este tipo de serie, hemos caído en las redes de las drogas Lost, Heroes o Robin Hood –¡es tan sencillota que no puedes dejar de verla!-, ¿qué les ocurrirá a ellos? ¡Morirán de infarto con el segundo flashback!
Los dibujos animados han marcado lo que somos, encaminan nuestros gustos y nos preparan para el futuro. Si la parrilla televisiva no lo remedia, las próximas generaciones pueden desaparecer arrasadas por temáticas demasiado complejas para sus pueriles mentes o, en el peor de los casos, obligar a los guionistas a seguir tirando de las tramas clon tipo CSI –por favor, señores criminales: aprendan de un experto-.
Así, por el bien de la humanidad, ¡que se reponga Érase una vez…!
http://spoilertown.blogspot.com/2008/04/pensemos-en-nuestros-nios.html?showComment=1207344780000#c8925240019091839647'> 4/4/08
Qué bueno!! Lo único que nos une con los niños de ahora es Pressing Catch (sí, yo también tengo hermano mayor... practicaba conmigo), y ni con esas: mientras los padres debaten en Espejo Público si este programa es pernicioso, los de Cuatro lanzan una revista con información detallada sobre los luchadores. Ains, cualquier tiempo pasado fue mejor...