Hace ya seis meses, Araceli me ofreció con su cautivadora voz colaborar en este blog. Le respondí que lo haría en verano. Pasó el verano y no escribí.

Hace varias semanas, Araceli me dijo que escribiese en su blog. Le dije que lo haría cuando los Red Sox ganaran la liga. Ganaron, y no escribí.

Hace unos días, alguien echó azúcar al depósito de mi coche, metió chicle en mi cerradura y puso en el lavavo de los profesores de Economía mi número de móvil con la frase 'Pruebo y apruebo. Alumno busca que le enseñen'.

Pillando las indirectas – y tras explicarle a algún profesor que no me van las clases particulares - hoy escribo en el blog.

Un beso, Araceli...

En fin... Comenzaré por compartir con los lectores uno de mis principios en esto de las series: los espóilers son buenos por naturaleza.

Para quien no sepa de lo que hablo (o escribo), un espóiler viene a ser una información que se da por anticipado y que desvela parte de la trama. Mi primera experiencia espóiler se produjo en el cole, en tercero de EGB, cuando mi 'querido' compañero Jacobo – del que sólo diré que tenía la Super Nintendo, la Mega Drive, todos los muñecos de Alien y de Parque Jurásico, y dos padres que nunca fueron a recogerle a la salida de clase... Sacad vuestras conclusiones – me dijo que los Reyes Magos son los padres.
Generalmente, los espóilers no te son revelados, sino que tú los buscas adrede por curiosidad, pero en ambos casos las fases son las mismas:

Fase 1. Dices que no puede ser. ¿Cómo van a ser mis padres los Reyes Magos, si vivimos en Carabanchel y no tenemos ni coche? De ser ellos me habrían traido el Trivial Pursuit que pedí, y no el Trivio 3000... Mis padres no me harían eso.

Fase 2. Aceptas la posibilidad. En el caso de los Reyes la cosa cuesta, pero se acaba aceptando. Otros espóilers, por ejemplo, cuelan fácilmente aunque pudieran ser trolas. Y si no, entrad en cualquier foro de Perdidos...

Fase 3. Consultas a los amigos. Los míos no me dijeron nada, pero sus miradas hacia el suelo, seguidas de un “no sé, Carlos... No creo que sean los padres, ¿no? Pero pregúntales a ellos... ¡Huy, me he dejado el bocata en clase! Ahora vuelvo...” , me hicieron sospechar que había algo extraño. Aplicado a las series esto puede verse en las entrevistas que hacen a los productores:

Fase 4. Finalmente, quedan dos opciones: contrastar con fuentes fiables -hermanos, padres, darkufo...- o comprobarlo por ti mismo. En la vida real esto supondría buscar los regalos por tu casa, que viene a ser un espóiler deseado; en el mundo de las series, supone llegar a la meta real, a aquello que hace que los espóilers sean buenos: descubrir que el fabuloso giro argumental que te prometían es cierto y que tu serie comienza a cobrar sentido. Hay excepciones, por supuesto:

- Twin Peaks no tiene sentido alguno y el asesino está claro desde el capítulo 4, pero engancha.

- En Los Serrano, no había nada después del giro argumental de “mi-hermanastra-y-yo-salimos-juntos-papá”: sencillamente se acabó la serie y comenzó una especie de remake de Los Morancos, con Belén Rueda en el papel de Omaíta.

Pero los espóilers buenos son los que dejan algo sin contarte, los que te dicen que Baltasar te va a echar el Quiminova y unas zapatillas pero no te cuentan que también cae el helicóptero del Action Man.

O los que te revelan que los Reyes son los padres pero no te descubren que los creadores del Ratoncito Pérez idearon el mismo final para su trama.

Los espóilers nos hacen soñar.

Los espóilers nos hacen debatir.

Los espóilers nos permiten aguantar el mono.

Los espóilers son buenos...