Madre mia la que se nos viene encima.

Campañas publicitarias, Susanna Grisso dando la voz de alarma, los de Media Markt reventando los precios... Y aun así, me temo que llegará mañana (comienza la última fase de eso conocido por el trágico nombre de Apagón Analógico) y habrá alguien que diga "uy, pues si mi tele no se ve..." (o como mi madre que dice que en nuestra casa de Burgos tenemos tan buena señal que no va a hacer falta el aparatito).

Y eso no es lo peor, porque, al fin y al cabo, si alguno no ve la tele, con consultar a un servicio técnico (ahora que con tantos Mercadonas se está perdiendo la figura del charcutero) se entera de que tiene que comprarlo (otro problema es que con la crisis muchos no se lo puedan permitir, pero eso es cosa de Zp) y ya está. Pero, ¿qué ocurre con la señal? Yo no he oído quejas de los sitios donde ya han pasado a la TDT, pero claro, es que aquí sólo se movilizan los de la Iglesia, y con esos campanarios supongo que cogen una señal flipante... Ahora en serio (o no), la experiencia piloto fue en Soria y si Soria (una provincia con una bajísima tasa de población por metro cuadrado) es representativa de España, que baje Jacob y lo vea (hablo con conocimiento de causa, gracias a mi amiga Almu, que no lee este blog ni falta que le hace porque en Soria son tan felices con su picadillo y su mantequilla soriana y pasan de las tonterías que se cuentan en este blog).

En fin, a lo que me refiero es que la señal no llega a todas partes, y mucho menos bien. Yo en Nochevieja dudaba que la tele no saltase en el momento de las campanadas y vivo a 20 km de Madrid. Lo juro, rara es la ocasión que puedes ver un programa entero sin saltos... Pérdidas de sonido, saltos de imagen y ya no hablemos del característico retardo que, dependiendo de la señal que cojas se convierte en todo un salto temporal digno del mismísimo J.J. Abrams.

¿Estamos preparados? Miedo me da, de verdad.